Un momento de dolor físico o psicológico, inclusive una cebolla cortada en pedacitos, pueden causar que salgan lágrimas de tus ojos. Pero ¿alguna vez te has preguntado de qué están hechas y para que sirven?

Después de todo, se calcula que en promedio los seres humanos generamos entre cincuenta a cien litros de estas al año. Descubre en esta nota lo que siempre quisiste saber acerca de las lágrimas.

¿Todas las lágrimas son iguales?

Se sabe que tenemos tres tipos de mecanismo de producción de lágrimas: basal, reflejo y emocional.

Lágrimas basales: Son las que se encuentran de forma permanente en el ojo y cumplen con la función de lubricarlo, mantenerlo limpio, cuidarlo del mundo exterior y proteger la córnea.

Lágrimas de reflejo: Estas se forman especialmente cuando el ojo debe de desechar algún cuerpo extraño o ser limpiado de irritantes (como los gases generados por las cebollas).

Lágrimas emocionales:  Estas son las lágrimas que se desencadenan por ciertas emociones como tristeza, felicidad o temor.

¿De qué están hechas?

Es muy probable que alguna vez las hayas probado por accidente y te hayas dado cuenta de que tienen un sabor salado. Sin embargo, las lágrimas están constituidas por mucho más que solo agua y sal.

Las lágrimas tienen una estructura similar a la saliva, ya que contienen lípidos, metabolitos, electrolitos y enzimas.

Además, están conformadas por tres diferentes capas; una interior de mucosa, una intermedia acuosa y una exterior oleosa o lipídica.

¿Para qué funcionan?

Como se describió en la primera parte, la lágrima cumple con funciones distintas; como mantener la humedad en tus ojos o limpiarlos de ser necesario. Resulta interesante que la función de las lágrimas emocionales sigue siendo caso de estudios y análisis.

Existe evidencia para creer que las lágrimas emocionales contienen proteínas y hormonas adicionales (no encontradas en los otros tipos de lágrimas) que ayudan a relajar y aliviar el dolor para llevar al cuerpo a su estado normal. Las lágrimas son un fluido corporal muy importante para el ojo, sin embargo, su presencia con frecuencia es cotidianamente inadvertida.

Fuente: Academia Americana de Oftalmología