Aunque suene raro, sí existe un tipo de cáncer que puede aparecer en el ojo. Se llama retinoblastoma, y aunque no es muy común, es importante conocerlo, sobre todo si tienes peques en casa.
Este tipo de cáncer comienza en la retina, esa capa del fondo del ojo que se encarga de captar la luz y mandar las señales al cerebro para que podamos ver. El problema aparece cuando las células nerviosas de la retina empiezan a crecer sin control, formando un tumor. Si no se detecta a tiempo, puede expandirse dentro del ojo y más allá, incluso llegar al cerebro o la columna vertebral.
¿A quiénes afecta el retinoblastoma?
Por lo general, este tipo de cáncer aparece en niños pequeños, aunque en raros casos puede presentarse también en adultos. A veces, los niños lo heredan de alguno de sus papás, lo que hace que el tumor aparezca antes y en ambos ojos.
¿Cómo saber si tu hijo tiene retinoblastoma?
Uno de los signos más comunes es que, cuando tomas una foto con flash, la pupila del niño se ve blanca en lugar del típico reflejo rojo. También podrías notar que:
- Sus ojos están bizcos o no miran en la misma dirección.
- Tiene un ojo rojo sin razón aparente.
- Hay inflamación o aumento de tamaño en uno de los ojos.
Si notas algo así, lo mejor es acudir con el pediatra o directamente con un oftalmólogo. Y si en tu familia alguien ha tenido retinoblastoma, ¡menciónalo en la consulta! Es clave para hacer una revisión a tiempo.
¿Cómo se detecta el retinoblastoma?
El oftalmólogo hará un examen completo y usará estudios de imagen para ver si hay tumor y si ha avanzado. También podría referirte con un oncólogo (especialista en cáncer) o un asesor genético.
¿Y el tratamiento?
Dependerá del tamaño del tumor y de si el cáncer se ha expandido. El objetivo siempre será salvar la vista, si es posible.
Algunas opciones de tratamiento son:
- Quimioterapia: se usan medicamentos para reducir o eliminar el tumor.
- Radioterapia: se aplican rayos especiales para matar las células cancerosas.
- Láser: para eliminar los vasos sanguíneos que alimentan el tumor.
- Crioterapia: se congela el tumor para destruirlo.
- Termoterapia: se aplica calor directamente sobre el tumor.
- Cirugía (enucleación): si el tumor es muy grande, a veces hay que retirar el ojo afectado. Aunque suene fuerte, cuando se extrae un ojo, se coloca un implante ocular que permite que el niño tenga una apariencia natural y mueva el ojo como si fuera el suyo.
¿Qué pasa después?
La mayoría de los niños se adaptan muy bien. Muchos incluso continúan su vida normal sin que nadie note que tienen un ojo artificial. Lo más importante es el diagnóstico temprano para actuar a tiempo y evitar complicaciones más graves.
El cáncer en el ojo sí existe, y aunque es raro, puede poner en riesgo la vista y la vida si no se detecta a tiempo. Por eso, si ves algo raro en los ojos de tu hijo, no lo dejes pasar.
Una revisión oportuna puede marcar la diferencia.
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Fuentes:
AAO
https://www.aao.org/salud-ocular/enfermedades/que-es-retinoblastoma